C O A L I S I Ó N
Se estaba derrumbando, todo había llegado a su fin. Dentro del castillo habían miles de recuerdos, miles de retratos, cuadritos en las paredes con hermosas escenas capturadas. Cada rincón del mismo siempre me trajo miles hermosas vivencias, con solo pararme y contemplar un cuadro o rosar mi mano sobre una pared de piedra podía revivir caulquier momento y a la perfección, como una película, me sentía dentro y era tan profundo. Allí albergaba todo lo que valoraba en la vida, sin embargo se estaba derrumbando, los dos lo olvidamos, habíamos salido fuera de él, los dos. Solo quedaba contemplar como todo se venía abajo.
No podía ver como se perdía todo, como todo se destruía. Me sentía tan impotente, sin pensarlo me metí, pasé por el portal corriendo, que días atrás habría atravezado sin apueros y disfrutando cada paso, ésta vez no, no quedaba tiempo. Miré hacia atrás nadie me seguía. Caminé, corrí por los pasillos contemplando su decoracíon medieval, esquivé piedras que amenazantes caían, perdía el equilibrio, los temblores eran cada vez más fuertes. Pasé por miles de puertas, no entré en ninguna lo que quería se encontraba al final del pasillo. Pero no podía, no podía dejar todo atrás. Si el castillo se derrumbaría sería conmigo dentro.
Llegué hacia ése sector donde estaba el recuerdo más preciado de los dos. No lo podía creer allí estabas vos, de espaldas, contemplándolo, inmóvil como si no notaras todo lo que pasaba a tu alrededor. Al verte ya no me sentí solo, me sentí tan lleno. El mundo podría estar estallando pero te encontré allí, y no me importó nada más. Corrí a tu lado, te tomé la mano. Vos me miraste con tus ojos llorosos y así te quedaste, ninguna palabra salío de tus labios. De pronto me sonrreíste y te esfumaste, como un fantasma te desvaneciste. En mi mente, no entendía nada. ¿Qué es éso que vi? Un recuerdo tomando vida, una escena del pasado que el castillo trajo hacia mí, una jugada de mi mente, o talvez un ángel, que me decía ya todo estará bien, estoy aquí contigo. No lo sé. Me quedé perplejo, dejé caer un par de lágrimas, cerrés el puño. Ya no te sentía, estaba de nuevo yo en medio de ése caos. Miré ésa imagen que vos antes estabas contemplando, acaricíe el vidro, lo descolgué, y me senté en la aterciopelada alfombra, abrasé ese retrato como si fueras vos, y esperé...Solamente esperé sentado allí viendo caer columnas, destrosarse armaduras, viendo nuestro sueño derrumbarse y yo no podía hacer nada, solo tengo los hermosos recuerdos.
